Una exquisita Europa Galante

Una jornada de lujo se vivió en el quinto concierto de la Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas, que organiza anualmente la Fundación Beethoven, con la presentación del conjunto barroco Europa Galante, uno de los mejores exponentes a nivel mundial de la música de ese período.

La justa y reconocida fama hizo que el Municipal de Las Condes se viera copado por un público que vio satisfechas todas sus expectativas, con la maestría del conjunto.

Cuatro compositores italianos ocuparon su programa, en el que los intérpretes demostraron tanto sus semejanzas como sus diferencias, las que a veces presienten el próximo clasicismo.
Europa Galante presentó una formación instrumental de siete u ocho instrumentistas incluidos Tiorba y Clavecín, según fuera la necesidad de la obra, tal como ocurrió en Las Cuatro Estaciones donde se agregó un violinista, ya que Fabio Biondi su director fue el solista.

De uno de los iniciadores del barroco Arcangelo Corelli, interpretaron primero su Concerto Grosso Op. 6 Nº 4 en Re mayor, obra en la que se apreció la exquisitez de arcos y articulaciones desde el primer movimiento, marcado por el diálogo entre violines, luego y sin interrumpir pasaron al Adagio, en que destacó la elegancia de la tiorba de Giangiacomo Pinardi como base al resto de las cuerdas, en un delicioso juego dinámico expresivo; antes del Allegro final la clavecinista Paola Poncet realizó un enlace tan sutil como elegante, que luego concluyeron con notable virtuosismo.

El Concerto Grosso Op. 3 Nº 2 en Sol menor de Francesco Geminiani, les mostró con mayor peso sonoro y marcada intencionalidad en los diálogos en el Largo e staccato del comienzo, cantabile y profundo fue el dúo de violines del Adagio, tanto como vital y virtuoso fue el Allegro final.

Con otro carácter y peso fue la interpretación del Concerto Grosso Op. 1 Nº 5 de Pietro Locatelli, sin duda el más cercano al clasicismo, por ello el Largo del comienzo fue expresivamente cantabile, contrastándose con el Allegro siguiente que mostró rigor rítmico en sus acentuaciones, el Largo posterior fue interpretado como si fuera un aria de ópera, para concluir con el jubiloso y perfecto Allegro final, que público a esas alturas aplaudía rendido ante la calidad del conjunto.

Las celebérrimas Cuatro Estaciones (Cuatro Conciertos para Violín cuerdas y continuo) de Antonio Vivaldi, finalizaron su presentación marcada por la absoluta solvencia de los visitantes.

Como se sabe estos conciertos, son probablemente uno de los primeros ejemplos de música programática, esto es, describe situaciones, paisajes, personajes o paisajes, que es lo que pretende Vivaldi al incorporar unos sonetos que aluden a cada una de las estaciones del año, la certeza de su autor no existe por ello incluso se les atribuye al mismo Vivaldi.

Fabio Biondi fue un espléndido intérprete, salvando con maestría todas las grandes dificultades técnica y expresivas, contando para el logro con la solvencia absoluta de sus músicos.

Destacaremos solo algunas de las mejores características; el bellísimo trío que describe varios pájaros en la Primavera, así como sutiles rubato que acentuaron la expresividad; el forte “ladrido” del perro guardián a cargo de la viola del segundo movimiento, tanto como la sutileza de la suave brisa; la importancia del solo de la tiorba en el tercero.

El juego de tempo en el Verano, ora libre, ora justo al inicio, así como los precisos e increíbles contrastes en dinámica, la sutileza de los dos violines en el segundo contra el forte del resto, asimismo el virtuosismo enérgico y sobresaliente del solista Biondi en el tercero.

Las pequeñas virtuosas ornamentaciones del solista en el Otoño, tanto como nuevas acentuaciones, la belleza casi improvisada de la clavecinista Paola Poncet acompañada sutilmente por el resto en el Adagio Molto del Otoño, y por supuesto los juegos crescendo-diminuendo en el Allegro final.

Del Invierno, los musicales arpegios del clavecín y la tiorba mientras que el resto mostraba novedosos arcos. El canto del violín solo acompañado del pizzicato del resto, mientras que chelo marca solemnemente el ritmo en el segundo. El arrebatador final que incluyó musicales libertades del solista.

Las ovaciones consiguieron de Europa Galante como encore un estupenda versión del Canon de Pachelbel, sin duda una visita que marcará esta temporada.


Gilberto Ponce. (CCA)